Una concesión de televisión difiere profundamente de las que se le otorgan a las empresas constructoras para que realicen obras de infraestructura (i.e. autopistas, puentes, trenes, aeropuertos, centros de convenciones, etc.) y que por costumbre y razones técnicas finiquitan al cabo de cierto número de años. En obras de construcción civil, la empresa que hace la obra de infraestructura cobra una tarifa consensuada durante un número determinado de años y una vez recuperada su inversión más la rentabilidad establecida devuelve la obra al concesionante. A cada inversión en infraestructura por concesión se le establece un plazo y unas tarifas de repago y así se va ampliando la infraestructura de muchos países.
Sin embargo, en un medio como la televisión la situación es totalmente diferente. La TV requiere de inmensas inversiones constantemente. Todos los años casi que cada emisora de TV debe reinventarse, actualizar sus equipos que se deprecian muy aceleradamente, hacer nuevos programas en escenarios costosos para captar público comenzando de cero, y reinvertir enormes cantidades de dinero para mantenerse vigente en una industria pasmosamente dinámica. Debido a los altos niveles de innovación que se requieren, los operadores de televisoras no pueden conocer cuál es el nivel de inversión que se requiere año tras año y, por lo tanto, no hay forma para ningún gobierno de fijar tarifas como ocurre en el caso de las construcciones públicas, ni plazos de repago que se puedan establecer para el finiquito de la concesión. Al cabo de cierto número de años, por la misma naturaleza de su industria, las compañías de televisión van acumulando un gigantesco inventario cultural, social, económico y de desarrollo de destrezas humanas que son imposibles de repetir o trasladar a otras actividades, como si ocurre con otras concesiones de infraestructura. Así, las instalaciones existentes y el desarrollo del talento técnico y actorial que ha desarrollado RCTV a través de las décadas no es reproducible ni transferible a otras actividades.
A quienes el Gobierno les conceda la señal de RCTV, luego de la cancelación de la señal, tampoco podrán efectuar inversiones significativas o sólo podrán hacer inversiones decrecientes y pálidas cada año que pasa debido a la inseguridad que genera no saber si cuentan con suficiente tiempo para cancelar los compromisos adquiridos. Cerrar RCTV será una perdida parecida a la amputación de un miembro de nuestro cuerpo hecha aun habiendo otras alternativas.
Durante el primer gobierno, con muchas fallas gerenciales, en lo económico el presidente Chávez venía aplicando medidas de creación de nuevas empresas para disminuir el peso de los empresarios tradicionales. También puso en marcha importantes programas y misiones para elevar la educación, la salud y el poder adquisitivo de gran parte de la población marginada. Aunque hubo exceso de liquidez y corrupción que impidieron que esos programas cambiaran el rostro y la productividad del país a fondo, la alternativa era mejorar en este nuevo período presidencial la ejecución de esos programas en lugar de controlar y nacionalizar empresas que sólo terminan colocando a los funcionarios públicos como los nuevos amos del valle.
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