lunes, 8 de febrero de 2010

¿Por qué RCTV; otra vez?

Mientras todos los estratos sociales sufren por igual la carencia de servicios públicos y el drama de la inseguridad, la gente percibe atónita el desmadre incontrolado de la corrupción. La delación de esos albures fastidia al presidente y lo descubre eruptivo. Hace un gran esfuerzo no sólo para desautorizarlos sino que los considera minucias bizantinas de las cuales no puede ocuparse pues está convencido que su destino se debe a estamentos superiores. Y desde ese sitial se siente facultado para todo; como por ejemplo cerrar de nuevo a RCTV y 41 emisoras que osaron interferir con su resplandor eternal.

Chávez, asesorado por cubanos, precisa aniquilar los ímpetus "condicionantes" de su proyecto. Prefiere medios, como Venevisión, sobre los que pueda desplegar controles direccionales. Estos últimos, por su parte, creen que "guardando la compostura requerida" y vendiendo sus respectivas almas al diablo subsistirán bajo resguardo del halo presidencial. ¡Eso sí!, deben "suavizar" la realidad de conflictos estridentes como la falta de agua, luz y aumento de la delincuencia.

Se ha instaurado en el palacio de Miraflores un comité de vigilancia, asesorado por cubanos dirigidos por Ramiro Valdés, Ministro de Informática y Comunicación de la revolución cubana, paralelo a Conatel, que se encarga de redactar y aplicar instructivos punitivos contra quienes osen revelar la realidad más oscura del régimen. Este comité además tiene la tarea de adoctrinar a los incautos que aún quedan. La manera como se produjo el nuevo cierre de RCTV evidencia la presencia del cuño cubano. No se hizo sutilmente ni cuidando las formas democráticas sino: "fuera y punto". Poco importa la ilegalidad de la medida; tampoco que sea rechazada por la mayoría.

Otra evidencia lo constituyen los llamados batallones del PSUV. Con fulgor militar como en Cuba y vastos recursos económicos y logísticos instituyen ordenamientos socioeconómicos no discutidos que determinan la propiedad de bienes, la división del trabajo, los roles sociales, la organización de la producción, la distribución de la renta y hasta el tiempo de ocio. Estas codificaciones legitimadas por las instituciones del Estado (Asamblea, Fiscalía, TSJ) tienen en el fondo un endeble hálito que se zarandea bajo restricciones provenidas del ente sumo. De allí la necesidad de contar con medios gráciles y no críticos y la urgencia de interceptar a los "rebeldes" como RCTV.

No obstante ello, el país democrático no debe caer en la trampa y desviar la mirada hacia artilugios de distracción propiciados por el régimen. Es hora de concentrarse en lo sustancial. El predominio cubano, con factura fidelista, está dictando las formas de ejercer la política y el uso que debe darse a los medios para adecuarlos al "marxismo chavista". Aló Presidente se ocupa del área comunicacional mientras los cubanos lo hacen con la operacional. De allí que Chávez insista todo el tiempo en que "el pueblo" debe familiarizarse con los "nuevos rasgos socialistas" y divulgarlos como solución única.

El modelo político que pretende establecer perturba no sólo la salud mental de la mayoría; también lo hace con el tesón democrático. No pocos analistas nacionales y extranjeros han advertido sobre esa tendencia envolvente orientada a asentar el ostracismo en pleno siglo XXI. Obviamente en ese designio no caben las 41 emisoras clausuradas ni RCTV. Por eso la urgencia de Cabello, frecuentemente regañado, para implementar normas de clausura por vía expresa.

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