domingo, 10 de junio de 2007

RCTV: una clausura con doble filo

La retórica oficialista ha desnudado el amplísimo alcance de la medida. RCTV no es un caso que remita exclusivamente al problema de la libertad de expresión y de pensamiento. Si así fuera, el tema no habría logrado concitar el rechazo de esa potente mayoría, en la cual -para sorpresa del poder- están convergiendo los sectores populares adeptos al "proceso" y quienes se le han confrontado en este agitado recorrido revolucionario... Bien se sabe que las encuestas de opinión pública no han cesado de advertir sobre el menosprecio que un importante grupo de venezolanos siente frente a los temas etéreos vinculados con la democracia. Por eso la profunda desaprobación provocada por el cierre de la más tradicional de las estaciones televisivas de Venezuela, admite lecturas más envolventes y complejas. Tanto más cuando el brete ha colocado al presidente Hugo Chávez en oposición a su propio pueblo, a cuyas espaldas actuó, sobreestimando su capacidad de comunicador y, tal vez, ponderando de antemano la eventual necesidad del empleo del factor represión... El rechazo que hoy ha unido a tirios y troyanos en el país tiene, por tanto, orígenes combinados. Para una parte de los ciudadanos, RCTV representa un problema puro de libertad de expresión y pluralismo. Para la otra, es el entretenimiento lo que está en juego, aunque a éste jamás pueda vérsele desvinculado del primero. El hecho de que los artistas sean modelos admirables para las franjas más humildes, es parte de la respuesta solidaria que aquéllos han encontrado de unos y otros miembros de un país dividido en pedazos.

Los dictadores y el arte

En las sociedades totalitarias, sometidas al estricto control de la autoridad, el mundo de las artes, de la creación, de la farándula y del espectáculo siempre es de una utilidad tremenda. Los dictadores necesitan de los artistas para que éstos les festejen y refuercen, respecto a las masas, su credibilidad y poderío. Las democracias -y el capitalismo- también les reservan un rol especial, aun cuando éste no procura la dominación férrea y adormecida de los pueblos, que es parte de la cartilla de la actual propuesta mediática del Estado bolivariano... La experiencia es prolija. Hoy mismo, desde Europa del Este arriban a Venezuela -quién sabe si sólo "por ahora"- montones de producciones intelectuales y literarias -textos imperdibles en esta coyuntura- que describen el ascenso y la escalada de los antiguos sátrapas del socialismo y lo que éstos hicieron, apalancados por figuras estelares del ámbito de la creación artística. Al igual que Hitler y otros tantos bichos posteriores, los dictadores necesitaron intervenir y domesticar a los llamados "escultores de sueños", para convertir al arte en otro de sus tantos instrumentos de opresión.

"Hombre ario", "hombre nuevo"

Desde la Alemania nazi hasta la Cortina de Hierro, el intento fue siempre en desmedro del individuo. La respuesta está registrada con suficiencia y sobran evidencias: no hay diferencias entre el "hombre ario" y el "hombre nuevo", pues son producto de un mismo delirio, cuya cristalización ha tenido en los artistas una pieza crucial del rompecabezas. Ellos -estén en el campo en el que estén- son buenos para reparar daños y para darle soporte a la mentiras del poder. Con sus producciones e interpretaciones, los artistas de toda índole constituyen armas sutiles de la maquinaria del horror: ésa donde operan otras herramientas más pavorosas, destinadas a robustecer los pilares donde descansan los "modelos" más feroces que, irónicamente, se desarrollan en nombre del "humanismo".

En la máquina del tiempo

Bien sea de derecha o de izquierda, cada uno de esos "modelos" requiere engullirse a los artistas -y a sus obras y representaciones- para convertirlos en parte importante del proceso de "remodelaje" social y ciudadano... El retrato hablado de los propósitos que el Gobierno busca con la programación del nuevo canal que ha sustituido a RCTV, no deja lugar a dudas. En cada imagen graficada desde el anuncio de la medida, el 28 de diciembre de 2006, y con mayor fuerza en estas dos semanas transcurridas desde su ejecución, resaltan las líneas gruesas que, por orden del supremo, deben caracterizar al "hombre nuevo" venezolano. Las declaraciones de los funcionarios (incluyendo la más llamativa de las jóvenes rojitas que tomaron la palabra el jueves pasado en la Asamblea) son tan elocuentes como el propio lema con que el nuevo canal 2 fue presentado en sociedad. Ni hablar de la elocuencia de las propias imágenes, de donde se deduce un país marchando en retroceso, disparado dentro de la máquina del tiempo.... "TVes como eres en verdad" -según reza el lema-sugiere con claridad el borrón y cuenta nueva con el que se busca institucionalizar la exclusión de un cierto tipo de venezolano, por cuyo fenotipo y socialización se expone al odio fabricado en los laboratorios propagandísticos de la revolución bolivariana.

Los "colores" del proceso

La raza que somos es otra de las exaltaciones puestas allí, como quien no quiere la cosa, estas horas últimas, a propósito de la inauguración de la nueva estación estatal. Con ella se intenta patentar un prototipo renovado de belleza, llegado de la mano de la obligación. Ese "como eres de verdad", esa "raza que somos" perfila tiempos duros en los que las segregaciones políticas se verían alimentadas por otras modalidades de exclusión. No en vano se habla de una "belleza capitalista" (como la apellidan) donde, quizás sin pretenderlo, se desconoce el milagro del mestizaje que hizo de los venezolanos una expresión multicolor y multirracial. ¿Qué se pretende al exaltar lo "afro-venezolano", por encima de todo lo demás que también "somos"? ¿Busca esa exaltación un reconocimiento noble y justo a esa parte de las raíces del gentilicio? El tono y el modo no vislumbran sino una fórmula que procura sembrar el desprecio hacia lo restante. Se le otorga peso a la inmigración africana para minimizar y subyugar el peso de otras inmigraciones que aclararon la piel de toda la mezcla... El racismo lanza dentelladas, en respuesta al otro racismo latente, lo que, sin duda, es un anuncio funesto.

La belleza ideologizada

Pero, como se decía, el control del entretenimiento en beneficio de un modelo socialista, exige una escogencia con pinzas de los exponentes de la "nueva belleza". Ella debe armonizar con la obligante estética revolucionaria, contraria a aquella capitalista, de la que son expresión muchos de quienes conforman el paisaje de las estrellas de la televisión prerrevolucionaria. Sus fenotipos, su retórica, su color, lo que ellos reflejan, son, a su vez, parte de un patrón de consumo sujeto a desaparecer una vez que el "gran salto" alcance la distancia larga hacia donde se ha planteado avanzar el César... Los medios de comunicación privados son las ventanas, no solamente de las opiniones y juicios contrarios que se dan en el plano estricto de la política. Ellos, además, son considerados como promotores de la tipología que se busca erradicar, en virtud de que ésta es expresión de una estética y de un esquema de consumo inaceptable dentro del plan de preservación vitalicia en el poder... La gente se ve al espejo y desarrolla deseos de "parecerse" a la referencia televisiva, al tiempo que "parecerse" implica consumir productos y contenidos a los cuales el poder le adjudica rasgos "ideologizantes"... Las alusiones a la raza, a la moda, a los tintes, a los maquillajes, a los atuendos y demás afeites que, en la opinión oficial, reproducen el hiperconsumo femenino de productos "capitalistas", hablan además de la invocación de una "moral revolucionaria" con aires victorianos.

Adiós Hollywood

Así que, hay de todo un poco en esta arremetida que tuvo su primera estación en la clausura del canal de Bárcenas. La libertad de expresión, el derecho a la pluralidad y al disentimiento, el derecho al trabajo, representan todos valores que hacen pareja con la mutación del venezolano actual. De ese venezolano consumista del que tanto se ha quejado el Presidente, en lo que, sin dudas, constituye un reconocimiento explícito de que los hábitos nacionales de consumo son el peor riesgo para el desarrollo del socialismo... El "nuevo modelo" -que carga las telarañas del siglo XX, cuando el humanismo justificó todas las atrocidades cometidas desde la derecha y desde la izquierda- necesita de la creación, a como dé lugar, de un "hombre nuevo". De un esclavo sin aspiraciones mayores, cuyos referentes en el mundo del arte le den respaldo al "modelo". El socialismo necesita tener a su disposición a los artistas para que éstos ayuden a proyectar -a través de una estética "potable" para el socialismo- una imagen distinta a Hollywood y, en consecuencia, útil para el proyecto vitalicio...

ARGELIA RÍOS

No hay comentarios.: